CONCLUSIONES:
Como se puede comprobar, la aplicación de la metodología aquí propuesta es bastante efectiva a la hora de determinar errores temáticos dentro de la cartografía.
A la vista de los resultados, se puede apreciar de forma clara que existen multitud de errores en la cartografía que se está empleando. De hecho, la mayoría de los casos de error se encuentran en la cartografía del año 2000 (aproximadamente 5 por cada 1 que nos encontramos en 2006). Se debe plantear pues una pregunta: ¿Existe un motivo claro por el que aparezcan tantos errores en la asignación temática o los considerados fallos técnicos?
Pues bien, existen diferentes factores que influyen en la caracterización temática de un territorio, que van desde los verdaderamente obvios fruto de los errores puramente humanos a los derivados de las decisiones y restricciones impuestas en la realización de la cartografía.
En primer lugar existen dos elementos fundamentales que están interrelacionados y que condicionan siempre la elaboración de la cartografía temática: la escala de trabajo y la superficie mínima de representación. Esta última, desde las especificaciones del CLC alcanza las 25 ha, de tal forma que por debajo de ella no se pueden representar polígonos de forma independiente. Esta limitación va vinculada a la escala puesto que cuanto mayor sea la escala menor será el área mínima a representar y viceversa.
Otro punto importante a tener en cuenta son los errores derivados de la acción humana, puesto que cualquier tipo de trabajo realizado por el hombre de esta índole siempre viene afectado por una serie de errores que comete, o bien de manera sistemática o por puras equivocaciones. Además el fotointérprete no es el mismo en todas las hojas (evidentemente) ni a lo largo del tiempo luego a su vez influirá la falta de criterio homogéneo en la toma de decisiones poco habituales (delimitación de un polígono con bordes difusos, elección de una clase determinada cuando existen dudas… en definitiva, los fallos técnicos), fruto de la complejidad de la zona concreta.
El punto fundamental donde creemos que está la fuente de gran cantidad de errores (sino de la mayoría) es el gran número de clases que presenta la leyenda al tercer nivel de detalle para la escala de trabajo elegida. Tenemos un total de 44 clases temáticas, y en concreto en la zona de estudio figuran 31 de las 44 totales que podrían aparecer que para la escala de trabajo fijada en 1:100.000 son excesivas.
Por un lado las clases de superficie artificial no presentan graves conflictos ya que son relativamente fáciles de diferenciar dentro de las mismas si presentan una superficie lo suficientemente grande. El problema viene con ciertas clases con las que a la escala de trabajo manejada no es posible discriminar con claridad unas de otras a la hora de fotointerpretar, principalmente las zonas forestales y levemente por alguna de índole agrícola. Esto pasa con las confusiones generadas con los tipos de matorrales, el pastizal con prados y praderas e incluso en ocasiones con tierras de labor en secano. También se pueden llegar a confundir matorrales boscosos con bosques, espacios con vegetación escasa con roquedos e incluso con matorral esclerófilo o por ejemplo algunos terrenos regados permanentemente con praderas o pastizales.
Si se mantiene la idea de trabajar a 1:100.000, es necesario utilizar un menor nivel de detalle para esta escala o generalizar la leyenda existente. A su vez, si lo que se deseara es mantener la leyenda para asegurar la correcta catalogación de recursos, será necesario realizar la cartografía a mayor escala. Consideramos que el optar por una leyenda tan amplia dificulta las labores de interpretación del personal que digitaliza los polígonos, teniendo que tomar decisiones rápidas y en ocasiones desacertadas para no ver frenado el ritmo de producción. Éste es uno de los fenómenos que influyen negativamente en el resultado de la calidad temática de los mapas.
Una vez vistos los motivos fundamentales por los que pueden generarse gran parte de los errores temáticos, podemos concluir en varios puntos: La cartografía CLC00 es del orden de 5 veces peor calidad temática que la del 2006. La leyenda es excesivamente densa para la escala de trabajo presentada. Los resultados obtenidos pueden ser susceptibles de aplicarse a través de las propuestas realizadas en cada polígono de cambio como corrección de las cartografías CLC2000 y CLC2006, con el fin de obtener una mejora en la calidad temática de los mapas.
Otra de las conclusiones que se pueden derivar del estudio es que aparecen polígonos con error de cartografía temática en zonas de aguas embalsadas. La recomendación lógica es que en estos casos en la elaboración de cartografía, se respeten las líneas de embalse de la cartografía oficial en cada país con el fin de evitar que se produzcan errores al generar la cartografía de cambios en este tipo de lugares.
En cuanto a la calidad de la cartografía que se empleada, se puede concluir que no es tan fiable como así muestran en principio desde la producción del CLC (85% de exactitud temática, EEA). Tras la aplicación de la metodología propuesta sobre la zona de estudio, queda en entredicho el uso de la cartografía de cambios para la toma de decisiones y adopción de políticas ambientales (derivadas de la cartografía de cambios) sin tener en cuenta el porcentaje de error existente en la cartografía. Aún con esto, la cartografía del 2006 se encuentra dentro de los valores esperables de exactitud temática, siendo válida para la derivación de trabajos de la misma.
En resumen, a través de la sencilla metodología aquí expuesta, se pueden determinar con claridad errores de asignación temática en cartografía de usos del suelo multitemporal. Además puede incluirse, por su sencillez, dentro de los métodos de verificación y validación durante la producción de cartografías de usos o coberturas del suelo. El método es extrapolable a otro tipo de cartografías temáticas, no siendo exclusiva para los usos del suelo. Con la metodología propuesta se pretende mejorar de los datos de partida, lo cual en esencia debería ser una constante en los trabajos científicos para poder obtener los mejores resultados posibles.
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